Fiesta que congrega de forma multitudinaria a los vecinos de Coripe y también a muchos de los que viven fuera, así como a romeros de los pueblos de los alrededores. De hecho, en la romería de la Virgen de Fátima participan cada año más de 1.500 personas. El camino que hacen los romeros de Coripe es atractivo en sí mismo, pues recorre, en dirección al Chaparro de la Vega, una parte de la Vía Verde y transcurre en plena sierra por un entorno natural que en mayo es especialmente hermoso. La romería parte del pueblo tras la Misa de Romeros, que se celebra habitualmente a las 9 de la mañana. La Virgen va en una carreta blanca tirada por mulos y el Simpecado va delante de la carreta portado por los hermanos. Los caballistas y los charrés van en cabeza abriendo paso. Tras la carreta de la Virgen de Fátima marchan los romeros a pie y por último las carretas que los coripeños preparan con tiempo de antelación con sábanas y flores de papel.
Antes de llegar a su destino, el Chaparro de la Vega, situado a pocos kilómetros, la romería hace dos paradas: la primera en el paraje conocido como “puerto río”, un mirador desde el que se ve todo el valle del río Guadalporcún, y otra en la antigua estación de ferrocarril de donde sale la Vía Verde. En las paradas se vive ya el ambiente de romería, cantes y bailes con los que se descansa y se hace tiempo para dejar pasar a los vehículos que hayan quedado retenidos tras los peregrinos.
Al Chaparro se suele llegar hacia las 14 horas, justo a tiempo para preparar la comida que se ha llevado -potajes, morcillas, chorizo...- o la que se cocina en el campo. Hay abundantes sombras donde cobijarse, pero además las carretas instalan sus propias carpas. Por la tarde, se celebran concursos de sevillanas a la sombra del chaparro y otras actividades. El Chaparro de la Vega no es una encina cualquiera. Es todo un monumento natural, declarado como tal por la Junta de Andalucía, con más de 200 años de antigüedad y una monumental envergadura -unos 13 metros de alto y un diámetro de copa de 30 metros-. No es de extrañar que los habitantes de Coripe hayan hecho del Chaparro de la Vega un testigo excepcional de una buena parte de su vida social y que sea bajo su sombra donde se celebre la romería de la Virgen de Fátima a la que, por cierto, el día de la romería se le prepara un chaparro para que la cobije y sea ermita improvisada donde le canten y recen sus romeros. El árbol ha sido rodeado de una zona recreativa con juegos, bancos y barbacoas y es muy frecuentado por los vecinos del lugar.
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