Santiponce Itálica

Patrimonio

Un inmenso legado por descubrir

Castillo de Aznalcóllar

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Con origen en el Bronce Final-Orientalizante, el castillo de Aznalcóllar alcanzó gran esplendor en las épocas romana e islámica. En la segunda fue fortaleza musulmana hasta la conquista de Sevilla en 1274 por el rey Fernando III.

Este enclave defensivo creció con el tiempo. Al principio, la población árabe e indígena se autoprotegía con una simple muralla de materiales sin complicaciones constructivas. Esta construcción defensiva irá evolucionando dando lugar a los primeros castillos, con murallas más gruesas y altas y añadiendo torres de flanqueo.

El pueblo no tuvo un sistema sofisticado de defensas. La zona más débil era la parte que da al mismo, desde la puerta de entrada al cementerio, mientras que la parte que da al pantano, debido a la pendiente del lugar, sería la defensa natural al otro lado.

El amurallamiento y posterior castillo tenía la función de defender a los pobladores de la antigua Aznalcóllar y su economía de subsistencia (ganado y cosecha) de los frecuentes saqueos que sufrían.

Una de las curiosidades de este castillo que todavía podemos observar es un aljibe conocido con el nombre de La Tinaja de origen árabe, y que era un depósito destinado a guardar agua potable procedente de la lluvia. En la época musulmana se convirtió en la única forma de abastecer barrios enteros.

De los pocos vestigios visibles del castillo destacan los lienzos de muralla de la ladera norte, descubiertos en la excavación arqueológica realizada en 1995.

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